Las luces de terapia se van apagando lentamente. La iluminación tenue invita al descanso a aquellos que transitan distintos períodos de su enfermedad, o a aquellos que esperan para realizarse algún estudio por la madrugada; o a aquellos que esperan su cama en piso… Ya hay menos ruido, hay menos oídos que lo perciban; hay una brisa tibia de ensueño, luego tibieza de sueños, y alguien que cuida de que esto suceda.
Quedan encendidas aquellas luces potentes y suficientes que delatan movimiento rápido, ágil,de alguien que está encorvado sobre un paciente. Llega más personal, se revisten con camisolines verdes, tenues como las luces; es el momento enigmático y sensible de nuestro hacer. Ser precisos es el objetivo,
En ese momento hay una voz que sobrevuela, toma el mando, contundente, pide, toma instrumento en mano, inicia procedimiento; otros, mientras, se movilizan para seguir organizando sueros, aspiracion, respiradores, medicación. El gesto de los actores es adusto, unos más templados por la experiencia, otros no tanto; pero todos estan alertas.
Es parte del instante enigmático y sensible, situación inicial controlada, se sigue con otras tareas, chequeo y rechequeo de todo lo relacionado con el cuidado de ese Paciente.
En otro box, luces potentes y suficientes dan marco a otros movimientos rápidos, de personal que se encorva sobre otro paciente. Otro grupo con otras tareas se acerca para iniciar, una vez más, el «momento enigmático»…
Una y mil veces asistimos pacientes, es el momento más critico, cuando nuestra mano guía la vida…
En otros artículos, comentaremos sobre los eventos y las decisiones tomadas; discutiremos una y otra vez para seguir reeducándonos y charlar en equipo. Todos participamos, ésa es la esencia de los resultados.
Ya se ve el amanecer. Otro día comienza. La actividad y los cuidados siguen.
Emilce del Valle Cortez
MN 112646