Brindar cuidado asistencial y profesional en el domicilio implica poder detectar síntomas y trastornos patológicos con una mirada puesta en los cuidados y en los problemas a resolver.
Cada una de esas experiencias forman parte de mí.
Esas relaciones humanas me brindan un pensamiento más amplio, más profundo y no casual de la vida misma.
La asignacion de los pacientes podríamos decir que ocurre por casualidad, aunque me atrevo a decir que en realidad no es así.
Todos mis pacientes me dejaron mucho y no hubo ninguno que no me haya dejado nada.
La casa del Angel. Nos conocimos con Angel un dia de primavera y se me abrieron las puertas de una realidad como tantas otras no esperadas.
Fui asignada para brindar cuidados de enfermería, y para mí fue más que una experiencia netamente laboral.
Conocí a un hombre fisico culturista, de gran porte. Desde ese dia me avasalló una realidad muy marcada, con una enfermedad en curso veloz, de esas que no entienden ni respetan el tiempo , decidida a terminar los dias de verano.
Nuestras charlas fueron amenas, con el deseo fervoroso de acompañar, de sostener, buscando siempre las palabras de aliento, de alivio, de fuerzas.
Nos agradaba a ambos el intercambio de una dulce compañia. Un dia como muchos otros toqué el timbre, recuerdo que era por la tarde y hacía mucho calor en Buenos Aires.
La habitación de Angel se encontraba en la parte superior de la casa, yo iba subiendo esas escaleras, entonces el calor y mi cansancio me hicieron exclamar: ¡Que calor impresionante! ¡Qué cansada estoy! Angel me miró (qué mirada más afable y más sincera ) y me expresó desde la cama: “Claudia daria cualquier cosa por estar en tu lugar …”
Qué gran golpe de realidad, enmudeci por unos segundos, y luego dije: Tenés razón, perdoname.
Cuán cansado se puede estar cuando el dolor, el sufrimiento y la muerte misma se instalan. Olvidamos que lo más sagrado es la salud y qué poco valorada está.
El verbo limpiar en griego es Katharia, e involucra la idea de purificación a través del sufrimiento .
El dolor, las perdidas en otras de sus muchas formas, tocan la vida y la tendencia natural del ser humano. A veces hasta nos negamos a aceptar la realidad.
Un dia de verano los Angeles volaron lejos…
Gracias a un Angel pude entender que el sufrimiento es una experiencia intrusa en la vida de cada ser.
Es lógico que no logremos entender al otro si no padecemos su misma realidad.
Claudia Alejandra Guerra
MN 57727