Esta historia se inició en gran parte de nuestra sociedad influenciada por los genios que siempre pensamos que fuimos hasta que una vez más, nos dimos cuenta de la soberbia que nos caracteriza.
Hemos padecido uno de los golpes más duros de nuestra historia desde la guerra de Malvinas. Nos quedamos encerrados, dejamos de ver a nuestros familiares y amigos, y perdimos en forma progresiva el nutriente más importante que poseemos como humanos que es el contacto con la naturaleza.
Diferentes especies de animales empezaron a ocupar espacios que perdieron por el crecimiento indiscriminado del avance tecnológico y el tiempo fue pasando. Y se paralizo el mundo; nada de viajes, trabajos, salidas, y menos que menos, contacto social.
Podría ser más extenso, aunque todos ya sabemos las consecuencias sociales, políticas y económicas,y sobre todo emocionales en que estuvimos y aún estamos inmersos.
Pero, para todos no fue así en nuestra sociedad. Por suerte, existe un grupo de seres que pasan por la vida de manera desapercibida, esos a los que pocas veces se los ha tenido en cuenta de manera sincera y fraterna, y que han discriminados o ninguneados por distintos representantes del país.
Quizás parezca duro o difícil de entender pero estoy convencido que todos los que pertenecemos al personal de salud nos sentimos así ¿Recuerdan cuando nos aplaudían? ¿Qué pasó? ¿Lo hacían por miedo o por angustia? No lo sé. Lo cierto es que muchos no creían ni aceptaban la realidad, que era una sola; los pisos y las terapias intensivas llenas de pacientes con Covid, muchos de los cuales nunca más volverían a verse con sus seres queridos.
Lo lamentable es que al mismo tiempo, diferentes bandos políticos se enfrentaban generando un distanciamiento entre hermanos de nuestro país con la finalidad de sacar rédito personal y ocultando realidades y posibles soluciones.
¿Que fuimos notando progresivamente? Que los aplausos se fueron silenciando, pasando al olvido, mientras que otros nunca dejaron de poner el pecho a este virus destructor y estoy hablando del personal de salud.
Y mientras que nos poníamos al frente de la lucha asistencial, otros no producían o se ocultaban pero eso sí, pedían y pedían recursos económicos al tiempo que se veía una caída en lo económico, social y sanitario. Hoy me sigo preguntando… los aplausos, ¿dónde quedaron?
Hemos perdido familiares, amigos y una gran cantidad de compañeros pero el dolor es nuestro. No solo la sociedad se fue olvidando de todos nosotros, sino también aquellos personajes “exitosos” de la política sanitaria.
El el camino quedaron los fallecidos y también, una gran cantidad de profesionales de la salud que fueron siendo desplazados de sus puestos de trabajo a medida en que disminuían los casos de Covid.
¿Dónde están los aplausos? Los familiares de los pacientes empezaron con sus extraños tratos al personal de salud como si no hubiera pasado nada en los últimos dos años.
Algunos de los grandes pulpos de la medicina se olvidaron de aquellos que afrontaron este calvario con dedicación, capacidad, profesionalismo y sobre todo, amor por nuestra tarea, siempre con la finalidad de ayudar al prójimo sin preguntar por sus ideas políticas, credo, o a que clase social pertenece.
¿Que reconocimiento hemos tenido” Prácticamente ninguno. Tampoco afecto, ni agradecimiento o retribución económica. A pesar de todo lo sufrido, seguimos adelante porque estudiamos, nos formamos y especializamos. Nadie nos pago nada, pero este esfuerzo nos ha hecho crecer como personas y ser útiles a nuestra sociedad.
A todos mis compañeros y amigos del personal de salud, MUCHAS GRACIAS.
Gustavo E. Miranda
Lic. En enfermería
DNI. 14.071.287
MN 38087