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sábado, febrero 1, 2025
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Relatos en tiempos de pandemia: Yamil Lucero, enfermero de General Roca, Río Negro

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Hace quince años trabajo en la terapia de adultos del Sanatorio Juan XIII, una institución privada en la ciudad rionegrina de General Roca, y desde 2008 a la fecha soy Jefe de Enfermería del Servicio de UTI. El área consiste en una terapia de 21 camas polivalente, dividida en 2 sectores y unidades separadas por boxes de vidrios individuales, con un porcentaje aproximado de ocupación de más del 80% anual.

Al inicio de la pandemia de Covid-19 y con los primeros casos en el país, comenzamos a interiorizarnos sobre lo poco que se sabía del virus. Desde mi lugar de mandos medios tuve que asistir a muchas reuniones para organizar desde el primer momento a la institución con protocolos y normas en vista de la llegada de pacientes y paralelamente en el servicio, realizando simulacros junto a médicos, enfermeros y el personal de limpieza. Surgió además, la figura del “runner” o corredor o asistente de enfermería que es quien supervisa y guía al personal que ingresa al box del paciente positivo.

Y a medida que llegaban los pacientes, seguíamos aprendiendo de cada uno de ellos algo nuevo, qué cambiar o qué agregar, haciendo que ese miedo colectivo que había en todos nosotros se fuera desvaneciendo por lo menos al punto de poder trabajar de una manera más tranquila.

Pasaron unos siete meses de trabajo cuando apareció en el plantel de enfermería  el primer caso positivo que llevó a reformularnos muchas dudas sobre los equipos de protección personal, los protocolos, el rol del corredor, ver donde estuvo el error hasta saber que eran casos aislados al servicio. El compañerismo siempre estuvo en todo el personal de terapia y el acompañamiento de la institución para cada uno de los colegas que daban positivo. Así, hubo un ingreso de enfermeras y enfermeros nuevas para cubrir todos los turnos y permitir diagramar con un ratio de 1-1 ó 1-2.

Hoy, el plantel de la terapia se ha incrementado de 35 a un total de 48 enfermeras y enfermeros, los que continuamos aprendiendo y ayudándonos unos a otros. También puedo decir desde mi lugar  que los veo mucho más unidos que antes,  no solo entre colegas de enfermera sino de todo el equipo interdisciplinario. Las relaciones se han afianzado mucho más no solo para permitir trabajar desde un lugar más tranquilo y con menos temor sino también  para el  bien y el cuidado  del paciente. No es para menos, ya que desde el comienzo de la pandemia estamos más tiempo en el servicio con colegas que en nuestras casas con la familia.

Actualmente seguimos en carrera como desde el primer ingreso pero ahora, mucho más fortalecidos y preparados sabiendo que por el momento, la existencia del virus no tiene un final. Lo que elegimos ser y donde estar, y  aprendimos todo esto nos confirma que no nos equivocamos de profesión.

Podemos celebrar que a esta altura, septiembre de 2021, que la Terapia Intensiva  no tiene  pacientes Covid positivo internados, lo cual es un respiro.

Como escribió Paulo Coelho…“En tiempos difíciles puedes perder la alegría, pero no la esperanza… La esperanza es tu guía”. Estamos preparados para lo que puede venir.

Enf. Yamil Lucero / Mat Nº: 8.668

 

 

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