La identidad profesional es la percepción individual de las enfermeras o enfermeros en el contexto de la práctica. Suele ser descripta como la experiencia y sentimiento de “ser enfermera” en contraposición a “trabajar como enfermera”. El desarrollo de dicha identidad es un proceso de equilibrio entre los atributos de profesionalidad externos e internos. En este proceso, la fuerza central de motivación personal consiste en tener voluntad, agudeza, ingenio y habilidad, virtudes clave para el incremento de la autoestima.
Se trata de entender la enfermería como un espacio social, es decir, en términos de relaciones sociales entre agentes que poseen distintas dotaciones de capital. Se propone la noción de campo social para dar cuenta del conjunto de relaciones objetivas en las que se ubican los agentes en el espacio social y que debe ser entendido como un “espacio de juego construido” (Collado, 2009:2).
El valor altruista se muestra central en muchas ocupaciones, entre ellas nuestra profesión. Es importante determinar en qué medida ese valor forma parte de los rasgos individuales de las personas que inician la formación. Investigar en ello puede aportar datos esenciales en un tema escasamente estudiado. Las experiencias personales, familiares o laborales relacionadas con el ámbito de la salud parecen tener significado en las personas que deciden iniciar los estudios.
Las percepciones de estas experiencias, la influencia que ejercen en la vida de las personas, las imágenes que crean de los diferentes colectivos profesionales, conocer el grado en que esas experiencias que surgen en el transcurso de los años son imprescindibles y al mismo tiempo ayudan a profundizar en los valores que generan esas situaciones. Abordar en profundidad estos temas resulta ser relevante en la construcción de la futura formación que trata de integrar los valores profesionales en el concepto que tienen de sí mismas los estudiantes que se inician laboralmente en áreas de salud.
Las enfermeras/os suelen poseer una concepción de la profesión cuyo significado ha ido construyendo y modificando a lo largo de su proceso formativo, y todos ellos a partir de una concepción previa con la que accedieron al inicio de los estudios preparativos. En este proceso de conformación identificadora, la teoría y la práctica han tenido un peso y un valor determinados, y toda la experiencia del aprendizaje ha supuesto un crecimiento también personal. El sentimiento de pertenencia al colectivo profesional difiere del hecho mismo de ser enfermera. Ser o sentirse no implican lo mismo.
La identidad profesional se adquiere cuando una persona se integra a un colectivo profesional y adopta no solamente los conocimientos y habilidades en cuestión, sino también los valores y las actitudes que la caracterizan. La construcción de la identidad resulta de la articulación entre la individual y la colectiva (Arnold J. C., 2007). El proceso de socialización es un proceso de adquisición de identidad, de desarrollo de sentimientos de pertenencia y es esencial para desarrollar un desarrollo identitario.
A modo de cierre, podemos decir que este proceso de socialización es donde se integran los conocimientos, normas, valores, y cultura de la profesión, los atributos del cuidar y que son adoptados por las enfermeras/os profesionales. La creencia en la falta de autonomía en la planificación y ejecución de los cuidados dentro de un hospital constata que la mayor parte de los enfermeros no estarían preparados para las exigencias emocionales y técnicas de su rol, ya que en su formación profesional no terminan de establecer su propia identidad, abrigando la esperanza de que la carrera sea una guía.
Martín Maximiliano Alzuri. Licenciado en enfermería. Diplomado en enfermería legal y forense. Diplomado en calidad de atención y seguridad del paciente